La piel sufre modificaciones en función de las estaciones del año, que pueden llevarte a sufrir sequedad, deshidratación, rojeces… cuyo resultado es una piel apagada, tirante y más sensible.
Como consecuencia de las bajas temperaturas, nuestro cuerpo tiene que mantener el nivel de calor por lo que favorece la circulación sanguínea hacia los órganos vitales, por lo que la piel sufre las siguientes modificaciones:
- La irrigación sanguínea de la piel se hace más lenta y se disminuye la producción natural de sebo, que es un componente esencial de la barrera hidrolipídica que es nuestra barrera natural protectora de la piel. Por este motivo la piel pierde nutrición, se reseca, aumenta la tirantez y aparecen las rojeces.
- Al disminuir la circulación se reduce el intercambio de oxígeno y llegan menos nutrientes a la dermis, por lo que aparece el tono apagado de la piel, el aspecto cansado, las arrugas y la pérdida de firmeza.
- La epidermis o capa más externa de la piel, se renueva de forma más lenta por lo que se acumulan las células muertas.
- Al disminuir la renovación celular, la piel tiene más dificultad para mantener su nivel de hidratación natural por lo que se deshidrata además de estar seca.
Ahora que ya conoces las razones por las que nuestra piel es diferente en invierno, puedes empezar a cuidarla de la forma correcta. Te lo contamos en el siguiente post.
Gracias por leernos!!! 💜💜💜
